CRÍTICA
por
Joaquín R. Fernández
Quizás sea de
los pocos en reconocerlo, pero "Pi. Fe en el caos",
la película que dio a conocer a Darren
Aronofsky, me parece un absoluto aburrimiento que
utiliza los habituales trucos del cine experimental para hacer
creer al espectador que está visionando una obra de gran
trascendencia. "La fuente de la vida" supone para este director
un paso importante, puesto que intenta contarnos una historia
que necesita ser narrada con un presupuesto muy superior a los
que había manejado hasta entonces, en concreto treinta y cinco
millones de dólares (no obstante, antes de que Brad Pitt
abandonara el proyecto a última hora porque no entendía el
guión, su coste era de unos setenta y cinco millones).
El
largometraje nos presenta a una pareja que está atravesando momentos
difíciles. Así, Tom experimenta con animales para intentar
encontrar una cura a los tumores, mientras que Izzi está enferma
de cáncer y muestra síntomas de que le resultará imposible
recuperarse de dicha enfermedad. Aunque ella no tiene miedo y
desea estar con su amado, él se obsesiona con la posibilidad de
salvarla. En medio, un manuscrito escrito por Izzi sobre un
conquistador español que está dispuesto a hallar un árbol que,
según dicen, otorgará una existencia eterna a todos los que
beban de su savia.
"La fuente de
la vida" podría haber sido una interesante reflexión sobre todo
lo que rodea a la muerte, cómo la afrontan tanto los que se ven
abocados a ella como todos aquellos que observan desesperanzados
la lenta pérdida de un ser querido. Desafortunadamente, se ha
quedado en un simple intento, en una sugerente propuesta que se
desinfla por la obstinación de Aronofsky en embarullar un relato
que hubiera funcionado mejor desde la sencillez. La relación
entre Tom e Izzi, comedida y bien expuesta en la pantalla, se
convierte en el elemento más destacable del largometraje, si
bien se ve interrumpida por otras historias secundarias que,
aunque nos conducen a las mismas ideas, también nos distraen de
la trama principal.
De hecho, la
errática estructura que el realizador emplea perjudica
sobremanera al filme, arruinando sus aspectos positivos,
especialmente cuando a Aronofsky se le va un poco la olla en
algunas de las oníricas imágenes que nos muestra en parte de los
minutos finales de la cinta (y eso que, visualmente y analizadas
por separado, resultan muy inspiradoras, no sólo en aquellas
secuencias en las que se utilizan efectos especiales, sino de
igual modo en aquellas otras en las que observamos llamativos
decorados y vistosos vestuarios que incluso lucen mejor gracias
a una cuidada fotografía; si a ello le añadimos una meritoria
banda sonora de Clint Mansell,
sería injusto no alabar los apartados técnicos de "La fuente de
la vida").
Sin embargo,
lo más sobresaliente de la película lo encontramos en la
fabulosa interpretación de Hugh Jackman
y Rachel Weisz. El primero
logra transmitirnos el dolor de su personaje, esa frustración
que siente ante el riesgo de que fallezca su esposa y su
pertinacia por encontrar un tratamiento que la salve. La segunda
consigue que Izzi irradie serenidad ante el destino que le
aguarda, asumiendo su dolencia e intentando que su marido pase
el mayor tiempo posible con ella. Qué pena que sus esfuerzos no
sirvan de mucho cuando, al final, el conjunto de la obra se
resiente a causa de su exasperante e incluso irrisoria
ampulosidad.
Calificación
película:
    
Calificación banda sonora
original:
    
Imágenes
de "La fuente de la vida" - Copyright © 2006
Regency Enterprises, Warner Bros. Pictures, Protozoa Pictures y New Regency Pictures.
Distribuida en España por Hispano Foxfilm. Todos los derechos
reservados.
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