CÓMO SE HIZO "APRENDIZ DE
CABALLERO"
Notas de producción © 2007
Aurum
La obra de Giovanni
Boccaccio, El Decamerón, escrita en el siglo XIV, es una de las
obras cumbre de la literatura italiana, lectura obligada de
numerosas generaciones de estudiantes. La novela se ambienta en
la Florencia de 1346, en pleno apogeo de la peste, y cuenta la
historia de siete hombres y tres mujeres jóvenes que huyen de la
epidemia a una casa de campo a las afueras de la ciudad. Durante
diez días consecutivos, cada uno de ellos narra una historia. El
conjunto de todas estas narraciones supone la base de El
Decameron – cien historias. La versión del guionista y director
David Leland, Aprendiz de caballero, parte de la obra original
de Boccaccio, y le da un giro contemporáneo para convertirlo en
una película que capture a un público moderno. “La mayor
habilidad de Boccaccio es su forma de reunir de forma tangible
todas estas historias,” comenta Leland. “La razón de que El
Decameron sea un clásico y lo haya sido durante seiscientos
años, no es que a la gente se le obligue a estudiarlo, sino que
su lectura es un placer. Todo aquello con lo que nos
identificamos está en esta obra, que gira sobre la naturaleza
humana y lo que la rodea. No es por casualidad que la gente
sienta atracción por esta obra, ni tampoco que autores del
calibre de Chaucer y Shakespeare sintieran la fuerza de su
inspiración. Boccaccio supo expresar perfectamente el deseo de
amor de la naturaleza humana, acertando de pleno en su retrato
de la dinámica entre hombres y mujeres”. Fueron los legendarios
productores Dino y Martha De Laurentiis los que inicialmente
concibieron el proyecto de dar un giro contemporáneo a El
Decamerón. Dino De Laurentiis ya estaba familiarizado con el
trabajo de Boccaccio, habiendo producido otras versiones
anteriores de la obra. No obstante, era consciente de que aún
quedaba potencial en las historias para otra película, una que
fuera fiel al verdadero espíritu de Boccaccio pero con la que un
público moderno pudiera conectar. Encontrar a un guionista con
la sensibilidad necesaria para apreciar el romanticismo de la
obra de Boccaccio, y cómo los temas y las preocupaciones de la
misma son aún hoy relevantes para los adolescentes, era el
siguiente reto. El británico Leland, cuyo debut fue la aclamada
y exitosa Si estuvieras aquí, llamó la atención de los
productores Dino y Martha De Laurentiis gracias a Steven
Spielberg, que quedó muy impresionado con el guión de Leland
para la serie de televisión Pendragon, que Spielberg estaba
desarrollando para HBO. “Fue fantástico saber que David estaba
disponible,” comenta Dino De Laurentiis. “Conectó inmediatamente
con la historia y con los temas contenidos en ella. El guión
quedó muy bien– supo hacerlo moderno y lleno de intriga,
aderezado con los temas que siguen afectando a los jóvenes – el
sexo, la aventura y el amor”.
Martha De Laurentiis
coincide: “Cuando evocamos esa época, uno piensa en vestidos
pesados y diálogos poco naturales, pero estamos subvertiendo las
convenciones. Los diálogos son actuales y llenos de magia, color
y sensualidad. Queríamos un guionista europeo, alguien
familiarizado con el trabajo de Boccaccio. Alguien que conociera
la formalidad de un Chaucer, por ejemplo, como en Los Cuentos de
Canterbury, que contiene un entrelazado de historias similar.
Creo que el reto real era encontrar una historia central que
llevase todo el peso. David se enfrentó a ese reto y acertó de
lleno en su resolución”.
Leland, experto guionista
y director, estaba fascinado con Boccaccio y El Decamerón.
“Boccaccio tenía muchas bete noires,” comenta. “Tenía muy
diversas fobias: contra los ricos, el clero, el catolicismo, las
monjas y los hombres estúpidos con mujeres bellas, que los
burlaban con sus adulterios. Muchas de sus historias son sobre
este tipo de gente y sus pecados, como cualquier otro escritor
satírico, supongo.
Boccaccio era un gran
coleccionista de historias y creo que algunas de ellas son
simplemente chistes verdes o historias soeces como las que se
pueden escuchar en cualquier bar, y otras, en cambio, son mucho
más oscuras y misteriosas, con un elemento de Gran Guiñol en
ellas, donde la gente asesina y es asesinada por pasión o por
cualquier otro motivo. Creo que son increíbles”.
El mayor reto era
encontrar una historia central que uniese todas las tramas
secundarias. “Lo problemático de El Decamerón a nivel
cinematografico es que son cien historias, y aunque todas ellas
se desarrollan en el mismo mundo, se trata de narraciones
separadas. Dino no quería hacer una película episódica y yo
coincidía con él. Creo que las películas que consisten en
historias separadas tienden a no satisfacer, son todo aperitivos
y no hay plato principal”.
Leland y De Laurentiis
trabajaron estrechamente para encontrar la esencia de la
historia: “El elemento más crucial a la hora de escribir el
guión fueron las conversaciones entre Dino y yo. Dino es
inteligente y muy detallista en sus discusiones sobre guión.
Examina todas las líneas, buscando el estilo correcto. Siempre
nos preguntábamos si estábamos respetando el espíritu de
Boccaccio. Ese era el elemento que nos guiaba. Así me sentí
libre para inventar escenarios, inventar situaciones y sacar
elementos comunes de todas las historias diferentes del libro.
En vez de que los jóvenes de la obra original fueran meros
narradores, los convertí en los personajes de la historia. Ese
fue el punto de partida que usamos. A partir de ahí, me sentí
libre para explotar las historias”.
Una vez que el guión
estaba completado, el siguiente paso era encontrar un director.
Según explica Martha De Laurentiis: “David siempre se mostraba
abierto y nos enseñaba diferentes secuencias – le preocupaba
hacer lo que nosotros queríamos, lo cual es fantástico. Tuvimos
una gran relación de trabajo. Respondía muy bien a nuestras
necesidades”.
En un principio, el propio
Leland no estaba convencido de ser la persona adecuada para
llevar las riendas del proyecto: “Dino, Martha y yo empezamos
con una relación bien establecida entre productores y guionista.
Cuando llego la hora de dirigir, era como volver a la casilla de
salida. Era más difícil. En un principio no quería ocupar la
silla de director, aunque luego se hizo obvio que ya que yo lo
había escrito, tendría que dirigirlo”.
Trabajar con ¬productores
tan establecidos como Dino y Martha es algo que Leland no duda
en volver a hacer. “Dino es un jefe bastante duro, y Martha
siempre sabe ver y apreciar detalles que Dino puede pasar por
alto. Como equipo de productores son muy buenos y eficaces”.
Leland continúa, “Dino es
la dinamo que te llama a las 5 de la mañana para preguntarte
porqué no estás trabajando. Vive para el trabajo y es toda una
inspiración. Dino De Laurentiis es único. Y a pesar de lo duro
que ha sido realizar esta película, es una experiencia que estoy
dispuesto a repetir. Dino es un gran productor: es su pasión y
eso se nota, no hay nadie como él”.
Este respeto por el
productor era compartido por todo el equipo y el reparto. Según
comenta el director de fotografía, Ben Davis: “Estoy lleno de
admiración hacia Dino, creo que es una persona increíble,
solamente hay que verle, es un milagro. Creo que ha hecho un
pacto con el diablo a cambio de la juventud eterna. Su energía
es increíble y le respeto muchísimo. Todo el mundo le admira,
especialmente el equipo italiano. Recordare haber trabajado con
él toda mi vida”.
Mischa Barton, que
interpreta a Pampinea, coincide: “Dino siente una gran pasión
por cada película y creo que no es algo tan habitual hoy día. Su
pasión por este proyecto se podía sentir, y esa es la razón de
que haya hecho esta película. Es estupendo tener a alguien en el
rodaje que te inspira aunque no este allí todos los días, pero
que se preocupa. Es el mejor y realmente ama el cine – ha sido
una gran inspiración para mí”.
Encontrar a los actores
para los papeles principales de Lorenzo de Lamberti y Pampinea
Anastagi, era uno de los factores claves para el éxito de la
película, pero como comenta el propio Dino De Laurentiis: “El
secreto para atrapar a las estrellas consiste en tener un buen
guión. Cuando tienes un buen material, siempre es posible
despertar el interés de la estrella que andas buscando”.
“Para Pampinea, queríamos
al alguien que tuviera rasgos de una belleza romana, patricia, y
que además fuera una figura conocida, una actriz maravillosa,”
comenta Martha De Laurentiis. “Mischa Barton acaba de dar el
salto definitivo con THE O.C. Le enviamos el guión y rápidamente
aceptó. Era perfecta para el papel. En cuanto a Lorenzo,
queríamos a alguien con la inocencia de un ángel, y que fuera
fotogénico y masculino. Esa combinación es rara de encontrar en
actores jóvenes. A Hayden Christensen le encantó el guión y y
dijo que sí inmediatamente”.
Leland estaba encantado
con los dos actores principales. “Ya había visto el trabajo de
Hayden y me gustó mucho. Lleva la interpretación en los genes.
En cuanto a Mischa, fue mi hija de 16 años la que me sugirió la
idea. ‘The OC’ es muy popular entre la gente joven”.
Mischa Barton se dio a
conocer con la serie de adolescentes The OC, que fue todo un
éxito de la noche a la mañana. Para Barton el atractivo del
proyecto de Aprendiz de caballero era que se trataba de algo muy
diferente de su personaje en televisión: “Todo comenzó al
reunirme con Dino. Luego leí el guión y quede maravillada con la
historia. Se trataba de algo muy diferente a cualquier cosa que
hubiera leído anteriormente. Creo que el guión consigue sacar lo
mejor de la obra de Boccaccio”.
Sobre la experiencia de
trabajar con Leland, Barton añade: “Es un gran director de
actores. Sabe lo que quiere y es siempre muy específico. Tiene
un buen ojo para la visión de conjunto. Al haber escrito la
película, supo trasladar la pasión de la historia a los
actores”.
“Hayden y Mischa hacen una
estupenda pareja romántica,” comenta Leland. “Realmente hay
química entre ellos en la pantalla. Es genial tener dos actores
perfectos para los personajes principales. Esta película les ha
llegado en el punto exacto de sus carreras”.
A la hora de elegir al
actor que hubiera de interpretar a Gerbino de la Ratta- el
villano rico empeñado en seducir a Pampinea, Leland eligió a Tim
Roth. Se trata de su primera colaboración desde Made in Britain,
que Leland escribió y que supuso el primer papel del actor en el
cine.
“Estoy encantado de haber
tenido a Tim ya que ha sabido aportar la gravedad adecuada a la
figura del villano”, explica Leland. “Ha aportado su enorme
experiencia al papel. Es un actor muy experimentado que sabe
perfectamente lo que se necesita en un plano y conoce todos los
aspectos del rodaje. Supo inventar un personaje maravilloso, y
además es muy profesional, de cara a los a otros actores. Fue un
gran reto para Hayden, un reto del que el propio Hayden era
consciente”.
Aunque Aprendiz de
Caballero está ambientada en el Renacimiento, uno de los
aspectos más importantes de la película para Dino y Martha De
Laurentiis era su relevancia para el público actual. Existía una
premisa fundamental que era que la película no recurriría a los
típicos clichés de otras producciones de época, sino que tendría
un aspecto visual vibrante. Los diseñadores de escenarios y
vestuarios eran el elemento clave para lograr esta visión.
Para el vestuario, los
productores contrataron a Roberto Cavalli, el famoso e
internacional diseñador de moda, quizás más conocido por su
trabajo en Sexo en Nueva York.
“No quería hacer la típica
película con pelucas y trajes de época,” comenta Dino De
Laurentiis. “El público joven no se va a sentir identificada con
esas cosas. Así que llamé a Roberto Cavalli, le envié el guión y
aceptó ocuparse del vestuario, y ya que el guión le gustó tanto,
me pidió si podía coproducir la película conmigo. Cavalli creó
un abanico fabuloso de opciones para el vestuario, que ha
contribuido a hacer de la película una obra intemporal: una
historia que podría haber ocurrido ayer mismo, hoy o mañana. Los
trajes no tienen nada que ver con la época, se trata de una
interpretación moderna de Boccaccio”.
Para Roberto Cavalli,
trabajar en Aprendiz de Caballero ha sido especialmente
significativo. Nativo de la propia Florencia, El Decamerón está,
según dice, en su sangre. “Hace ya muchos años que conozco a
Dino y Martha, somos como una familia; son gente encantadora.”
La película representa la primera experiencia de Cavalli como
diseñador de vestuario a la vez que como productor. “Cuando Dino
me llamó, estaba en Los Angeles, y me contó toda la idea de una
película basada en El Decamerón. Todo aquello me hizo pensar en
mi juventud, en mi ciudad. La idea me encantó porque esta obra
está en mi sangre. Tan pronto como hube leído el guión, acepté,
pero le advertí que si estaba buscando a alguien que le diseñara
ropajes históricamente correctos, yo no era la persona adecuada.
Le dije, ‘si me das la libertad de crear lo que creo que
funcionará, entones cuenta conmigo.’ Dino estuvo de acuerdo, y
así comenzó todo”.
Cavalli descubrió que la
experiencia de un rodaje era muy diferente a la de diseñar una
colección. “Cuando creo mis colecciones, tengo que seguir a la
moda,” comenta. “Esto lo he disfrutado más al haber tenido más
libertad creativa. Para la película, tenía que ser fiel a
Boccaccio y a su época, pero lo más importante era ser fiel a mí
mismo y a las cosas que me inspiran. Esa es mi creación”.
Martha De Laurentiis
estaba encantada de tener a Cavalli, de cuya moda ha sido
admiradora durante mucho tiempo. “Siempre he llevado ropa suya.
Sabe bien cuidar la forma femenina. Fue una gran idea que Dino
invitase a Roberto a hacer el vestuario, ya que eso nos aporta
el estilo moderno y sensual que buscábamos para nuestro enfoque
contemporáneo”.
Martha supo apreciar
igualmente la gran tarea que esto suponía para Cavalli: “Una
cosa es diseñar una colección para la pasarela y otra muy
distinta hacerlo para una película, en la que tienes que
considerar todas las perspectivas, los diferentes ángulos de
cámara. El reparto tiene que poder moverse con comodidad dentro
de la ropa y cambiarse con facilidad. Ha sido todo un reto para
él. Hay tanto que se puede decir con el vestuario… Roberto ha
conseguido que todos los elementos queden sensuales, hermosos,
ricos – te los quieres poner todos”.
Para Leland, trabajar con
un diseñador de moda ha supuesto toda una curva de aprendizaje:
”Inicialmente partimos de bocetos, muy parecidos a los que se
usan en el mundo de la moda. Pero se trata de mundos muy
diferentes, el de la moda y el del cine, y las necesidades de
vestuario de una película como esta son complicadas: había que
salvar esa distancia”.
“Roberto Cavalli es un
genio de los textiles,” exclama Leland. “Sus diseños y las
texturas de los materiales son su firma inconfundible. Si ves
los materiales en bruto y las cosas que consigue, ves su enorme
talento. Roberto y su esposa Eva tienen colaboradores
excepcionales y una vez que comenzamos, los trajes adquirieron
vida propia”.
Mischa Barton comparte el
entusiasmo de Leland: “Creo que aquí se ha demostrado el talento
de Roberto Cavalli de forma espectacular. Ha hecho un trabajo
increíble, que ha contribuido enormemente a crear el tono de la
película. Roberto es maravilloso y una persona de gran talento y
muy creativo– tiene una gran vitalidad”.
Al igual que con el
vestuario, Dino y Martha De Laurentiis transmitieron su visión
especifica al diseñador de producción Jim Clay, un profesional
con varios premios BAFTA en su haber y que ha trabajado en
películas muy diferentes, desde producciones de época, como
Belleza prohibida de Richard Eyre, y Onegin de Martha Fiennes, a
dramas contemporáneos como Love Actually de Richard Curtis o,
más recientemente, Match Point, de Woody Allen.
“Cuando me reuní con Dino
y David por primera vez, Dino dijo ‘no quiero la clásica
película de época.’ Al principio podía sonar raro, ya que se
trata de El Decamerón, es Boccaccio y es el siglo XIV,” explica
Clay. “Pero nunca cuestioné su criterio porque sabía
perfectamente lo que me estaba pidiendo. He trabajado en muchas
películas de época con gran precisión histórica, pero que nunca
encontraron su público. Con el estilo del guión y el joven
reparto elegido, era consciente de que Dino y David querían que
la película fuera accesible al público más joven”.
No queriendo ser un
esclavo de la precisión histórica, Clay se permitió cierta
licencia artística para ubicar la historia entre los siglos XIV
y XVI, lo que dio a su equipo mayor libertad a la hora de
encontrar localizaciones y concretar el estilo y el diseño de la
producción.
“Ese marco temporal nos
permitía acercarnos más al Barroco y nos ofrecía una
arquitectura con mayor sentido del exceso y la extravagancia,
manteniéndonos a la vez en línea con el estilo de Roberto y sus
ropas”, comenta. “Nos parecía que contribuía mejor al estilo
global de la película. Al fin y al cabo ni la música ni los
diálogos son de época. El tema del descubrimiento propio de los
adolescentes es algo obviamente universal, y la película debía
serlo igualmente. Llegamos a tener un debate sobre si los
personajes debían hacer su entrada en una Lambretta, en lugar de
a caballo, lo que lo habría hecho completamente contemporáneo,
pero acabamos desechándolo. Teníamos este tipo de conversaciones
para descubrir si las ideas eran correctas o no. Mi aproximación
ha sido la de servir a la belleza de la historia, más que a la
autenticidad histórica”.
“La piedra fundamental
para todos era El Decamerón, todo tenía que ser Boccaccio”,
comenta Leland. “Ya fuera la interpretación, el diálogo, las
ropas, el diseño o cualquier otra cosa, había que preguntarse
siempre si ése era el espíritu de Boccaccio?”
Ambientar la historia en
la Italia del Renacimiento dio a los cineastas la oportunidad de
aprovechar localizaciones por todo el centro de Italia durante
las nueve semanas del rodaje. Desde un convento medieval
desierto en Bracciano (cerca de Roma) a los hermosos edificios
de Siena y San Gimignano o la exuberante campiña de Caprarola, y
por supuesto los históricos Cinecitta Studios en Rome.
La historia ocurre en
Florencia pero se trata de una ciudad tan bulliciosa que resulta
muy complicado rodar allí,” comenta Jim Clay. “Así que elegimos
San Gimignano y Siena como dos de las áreas principales para la
película. El Duomo de Siena tiene una arquitectura similar a la
del de Florencia y encaja perfectamente con el aspecto visual de
la película. Aunque estas localizaciones son de la época
realmente las escogimos por su belleza sobre todo”.
Martha De Laurentiis
añade: “Siena nos abrió sus puertas y afortunadamente la amplia
plaza del Duomo nos permitió rodar casi en 360 grados. La
localizaciones además tienen un aspecto intemporal estupendo”.
Una de las localizaciones
favoritas de Clay era el Palacio Farnesse en Caprarola, que hizo
las veces de la villa de Pampinea. Ahora convertido en museo,
originalmente fue construido para los Papas durante el siglo
XVI, como retiro del Vaticano en Roma. Uno de los edificios del
conjunto del palacio era conocido como el Palacio del Placer,
una apropiada referencia histórica dados los temas tratados por
la película.
En referencia al Palazzo
Farnesse, Clay explica: “Martha y Dino nos habían comentado que
el estilo de los vestuarios de Cavalli sería muy colorista y
excesivo, así que intenté que el estilo del edificio fuera en la
misma línea. Aunque no suele ser habitual poder combinar un
estilo excesivo con un bajo presupuesto, pudimos hacerlo gracias
a las localizaciones escogidas. El Palazzo Farnesse fue
construido a principios del siglo XVI y aunque aún es
Renacimiento, se acerca también al Barroco, con su exceso
característico. Así desarrollamos la idea de tener a Pampinea en
su villa de ensueño en la que se aleja progresivamente de la
realidad, según avanza la historia. El lugar era perfecto”.
La visión de Clay
impresionó a Leland, que ya había trabajado con él veinte años
atrás en el mundo del teatro. “Lo que pone a prueba una relación
con un diseñador de producción es toda la preparación,” comenta
el director. “Compartes miles de kilómetros al volante con esa
persona, y si no estás cómodo con eso, entonces no lo estarás
haciendo una película. Es imprescindible pasar mucho tiempo
juntos. La compañía de Jim es siempre agradable, sea cual sea el
tema de la conversación. Su mirada nunca descansa, siempre
alerta ante lo que estamos buscando”.
El director de fotografía
Ben Davis estaba igualmente comprometido con la película. “Tan
pronto como me reuní con David supe que quería hacer la
película,” comenta Davis. “Lo más interesante de trabajar con
él, es que es también un guionista, además de director y actor,
así que cuando se pone a trabajar tiene muchas herramientas y
recursos. Su método es el de dejar mucho campo libre a los
actores y que éstos hagan lo necesario. Es una gran forma de
trabajar, especialmente cuando tienes un reparto tan joven. Es
la mejor forma de sacar lo mejor de ellos. Ha sido un gran
placer trabajar con David. Su amor por lo que hace crea una gran
atmósfera en el set durante todo el rodaje”.
“Queríamos a alguien que
pudiera capturar la belleza de las chicas y esto era muy
importante,” comenta Martha De Laurentiis. “Hay todo un
trasfondo romántico en la historia y Ben lo ha sabido captar y
embellecer con su iluminación”.
“Ben es muy dinámico,”
comenta Leland. “Ambos tenemos opiniones muy fuertes sobre el
aspecto de una pieza, de cómo debe moverse la cámara en una
escena y cosas así, pero nunca teníamos conflictos porque
solíamos tener una visión clara de lo que queríamos lograr. Se
trataba de una verdadera colaboración. El resultado es que
terminas con algo diferente a lo que tenías en mente
inicialmente pero que te convence plenamente, que es de lo que
realmente se trata a la hora de colaborar”.
Imágenes
y notas de cómo se hizo "Aprendiz de caballero" - Copyright ©
2007 Zephyr Films, Dino De Laurentiis Cinematografica, Carthago
Films, Red Lion e Ingenious Film Partners. Distribuida en España
por Aurum. Todos los derechos
reservados.
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